jueves, 15 de marzo de 2007



Ofiuroideos, lirios, estrellas, erizos, pepinos y margaritas de mar conforman el grupo de invertebrados marinos más común y probablemente también el más popular del litoral mexicano, es decir, los equinodermos.

En el mundo existen alrededor de 6 500 especies vivientes de equinodermos, aunque en el pasado geológico existieron muchas más. Según el extenso registro fósil de este grupo que data desde el período Cámbrico Temprano, más de 13 000 especies han habitado en el mundo.

Estos bellos invertebrados marinos tienen formas muy diversas, y con excepción de algunos pepinos de mar nadadores y un género comensal de un pez óseo, todos habitan en el piso marino, por lo que forman parte de los animales llamados bentónicos.


Todos los equinodermos son marinos y rara vez viven en las desembocaduras de algunos esteros o en las lagunas litorales. Son, en gran medida, elementos muy importantes de la trama alimenticia marina por ser fuente de alimento de algunos vertebrados (como los peces) y de la misma manera son consumidores primarios, es decir, comen algas (macro y microscópicas) y además pueden tomar el alimento que encuentran en el fondo o en suspensión en el agua. En general los equinodermos pueden emplear muchos medios para obtener su alimento; muchas estrellas de mar son carnívoras y se alimentan principalmente de moluscos, o sea son depredadoras; otros como los erizos de mar, pueden utilizar dos o tres formas de alimentación a la vez, a este grupo se le denomina oportunistas. También existen pepinos de mar que son simbiontes de otros animales, como es el caso de Rynkatropa pawsoni, un pepino de mar que vive en las branquias de un pez óseo, aprovechando la corriente de agua creada en esa cavidad para alimentarse de las partículas en suspensión. Es decir, pueden ser herbívoros, detritívoros, depredadores oportunistas, comensales y hasta especialistas estrictos en alguna variedad de alimento. Están distribuidos en todos los océanos y en todas las profundidades, desde la zona litoral, hasta las máximas profundidades conocidas de la llamada zona hadal, que se establece de los 6 000 metros de profundidad en adelante. En mares profundos constituyen más del 90% de la biomasa que existe en el fondo.

Los estudios sobre equinodermos de México se iniciaron en 1838, cuando se hicieron breves referencias sobre especímenes colectados en localidades próximas a las costas mexicanas. Como se sabe, son muchas las expediciones extranjeras que han colectado ejemplares en distintos puntos de nuestras costas desde 1838, tal es el caso de los primeros trabajos de L. E. Agassiz y G. Valentin quienes citaron a Mellita hexapora (galleta de mar) para las costas de Veracruz. Durante el siglo XIX se destacaron las recolectas de equinodermos efectuadas en el territorio mexicano por parte de diversas expediciones extranjeras tales como el Challenger, Albatross, Velero, etc.

No es hasta 1939, que en nuestro país, específicamente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se comenzó el estudio sistemático y ordenado de los equinodermos de México. La Dra. María Elena Caso Muñoz (1915-1991), con ayuda de su gran maestro, el Dr. Enrique Rioja Lobianco (1895-1963), inició una serie de estudios taxonómicos que rebasaron los 50 años de trabajo y dieron como resultado más de 60 trabajos publicados que incluyen categorías taxonómicas descubiertas por la autora, entre subfamilias, subgéneros, especies y variedades del grupo representado en aguas de la República Mexicana. Quizá una de las labores más notables de la Dra. Caso fue la creación de la Colección Nacional de Equinodermos, ahora depositada en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM; tal colección cuenta actualmente con más de 58,000 ejemplares de más de 350 especies distribuidas en las costas de México. Toda la información se encuentra disponible en una base de datos creada gracias al apoyo de CONABIO mediante el proyecto “Catálogo de los equinodermos recientes de México” (Fase I).

México alberga una significativa diversidad de equinodermos. Hasta el momento, se han reportado casi 600 especies que habitan nuestro mar territorial -o sea, aproximadamente el 10% de las especies de equinodermos existentes en el planeta. El reconocimiento de las especies mexicanas ha sido posible gracias a los estudios taxonómicos e inventarios del grupo en diversos hábitats costeros, los cuales, aunque todavía distan mucho de estar completos, representan una muy valiosa información.


La costa del Pacífico de México es muy interesante, no sólo en cuanto al gran número de géneros característicos que ahí existen, sino también, por las estrechas relaciones que las especies endémicas tienen con las del Indo-Pacífico, Región Mediterránea y Mar Caribe. Los géneros de equinodermos litorales más representativos son: Astropecten, Luidia, Nidorellia, Pharia, Phataria, Echinometra, Lytechinus, Encope, Clypeaster, Ophiocoma y Holothuria. En el Golfo de California existe una gran variedad de especies de erizos de mar, registrándose por lo menos el 52% de las especies de todas las costas mexicanas. También ahí hay una abundancia y variedad de tipos genéricos y específicos de estrellas de mar superior a las de las zonas del Golfo de México y Caribe; los géneros más representativos son: Astropecten, Luidia, Nidorellia, Oreaster, Pharia, Phataria y Heliaster. La costa oriental mexicana (Caribe y Golfo de México), se conoce menos que la costa del Pacífico y la fauna de equinodermos es en general pobre en especies litorales y costeras si se le compara con la de otros mares tropicales. Los géneros más característicos son: Astropecten, Luidia, Linckia, Ophiocoma, Ophioderma, Diadema, Arbacia, Eucidaris, Encope, y Holothuria.

Además de la importancia ecológica de este grupo, su importancia económica ha ido en aumento. El pepino de mar es uno de los tantos recursos pesqueros de México poco conocidos. Posiblemente, más de un lector mexicano jamás ha oído mencionar a este animal marino, a pesar de su abundancia en nuestras costas y de su fácil captura. En otros países se consume principalmente en sopas y ensaladas (con recetas de países asiáticos), generalmente se deshidrata primero para después comercializarse. También se sabe que se aprovechan diversas sustancias que provienen de los pepinos de mar para elaborar productos farmacéuticos de consumo humano. Un ejemplo de lo anterior es la extracción de saponinas presentes en la piel y órganos internos de algunas especies de holoturoideos; al grupo de saponinas obtenidas a partir de los pepinos de mar (holoturoideos) se les ha llamado “holoturinas” y poseen principios activos capaces de inhibir el crecimiento de células cancerosas; también actúan directamente sobre las células de la sangre y del sistema nervioso central de muchos animales vertebrados; estas substancias se están investigando en muchos laboratorios del mundo, especialmente de Europa y Asia. En México, existen algunos investigadores que están trabajando (o han trabajado) en la extracción de estas sustancias, como la Dra. Graciela Guerra Rivas, de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad Autónoma de Baja California y el Dr. Edgar P. Heimer del Centro de Neurobiología de la UNAM. El INE proclamó la especie Isostichopus fuscus en peligro de extinción hace ya 3 años, sin embargo, no existen estudios científicos sobre sus poblaciones que nos permitan de una manera certera conocer la situación del mismo. Sólo podemos argumentar que se ha explotado ilegalmente y se sigue sobre explotando a lo largo de las costas del Pacífico Central de México. Por ejemplo, existen datos de que se exportan aproximadamente 1 200 toneladas métricas al año (en peso húmedo) de pepinos de mar a diferentes países de Asia, principalmente a China, donde son utilizadas para el consumo humano. Las especies de pepinos que más se exportan son: Isostichopus fuscus y Parastichopus parvimensis, ambas distribuidas en el Océano Pacífico. La Secretaría de Pesca, a través de sus delegaciones en los distintos estados costeros del país, temporalmente, y de manera excepcional, ha otorgado algunos permisos de pesca de pepino de mar en algunas costas del país; en algunos casos, el permiso de pesca excluye a I. fuscus, lo anterior genera uno de los tantos problemas que han surgido debido a el mal manejo de esta pesquería en México, que es principalmente el saqueo de otras especies de pepinos de mar. Finalmente no solamente se comercializa a I. fuscus, sino también a otras especies de pepinos de mar mexicanos que la acompañan en su hábitat, muchas de ellas, como es el caso del género Holothuria, son utilizadas en otros países como materia prima para el desarrollo de productos químicos que ya elaborados alcanzan altos precios en el mercado. Es importante remarcar que el pepino de mar es un producto pesquero que se debe explotar en México, lo anterior se logrará empleando técnicas de maricultivo en algunas costas del país que pueden sustentar este recurso, tal es el caso de las costas de la península de Baja California, Guerrero, Michoacán, entre otros. Además, se deben fomentar estudios sobre autoecología de las especies de mayor importancia comercial, con el propósito de aumentar el conocimiento sobre este recurso en las costas del país. No es la mejor manera de proteger un recurso natural negando al 100% su comercialización, se debe investigar, promover y desarrollar su maricultura del pepino de mar en México para bien, tanto del sector social, como del mismo medio ambiente.

Los erizos de mar también son un alimento apreciado. Se consumen en diversas maneras; una de las formas más comunes, como se prepara en las islas del Pacífico, es la siguiente: hierven al animal para cocerlo, después lo abren y se toman el "jugo" que se hace dentro del erizo, también se comen las gónadas de esos erizos hervidos. Existe, además, la llamada "mayonesa de erizo" que se hace con hueva de erizo y mayonesa. Aunque para comercializarlo quizás la manera más común sea enlatar sus gónadas como se hace en Chile.

El erizo de mar es uno de los recursos pesqueros más importantes de la costa de Baja California Sur y una fuente de divisas para el país. Según la SEMARNAP, en la temporada 1992‑93 esta pesquería tuvo ingresos de $5,000,000.00 de dólares y propició alrededor de 2,000 empleos en la región. Las especies de erizos de mar que se explotan son: Strongylocentrotus franciscanus y S. purpuratus.

En diversas partes de nuestro país se explota a los equinodermos con fines de ornato, tal es el caso de la venta de estrellas de mar y erizos, que se comercializan secos en tiendas de “souvenirs” a lo largo de las costas de la república. En algunas regiones del centro se les atribuyen poderes afrodisiacos, esotéricos y hasta curativos; por ejemplo la estrella de mar Pisaster ochraceus del Pacífico es secada y molida para aplicarse directamente sobre heridas de la piel, lo cual hace, según la creencia, que éstas cicatricen más rápido.

El inventario faunístico de los equinodermos de México dista mucho de ser completo; casi no existen estudios en aguas profundas del Pacífico, Golfo de California y Golfo de México debido a que los medios de los que se ha dispuesto sólo han permitido efectuar exploraciones litorales. Investigaciones extranjeras, principalmente, y muy pocas de nuestro país, aportan nuevos descubrimientos sobre el grupo, lo que obliga a la continua reevaluación de la literatura publicada para conocer el estatus de ciertas especies. La disparidad en el conocimiento de los equinodermos del territorio nacional es notable; la gran mayoría de los trabajos se han realizado en aguas de la Península de Baja California, donde el esfuerzo de investigación ha sido realizado, principalmente, por científicos norteamericanos. Por otra parte hay cierta información sobre los asteroideos y equinoideos de los estados costeros de Colima, Chiapas, Oaxaca y Tabasco. Un caso especial es el de los estados de Michoacán y Tabasco, donde apenas se han iniciado los trabajos sobre equinodermos presentes en esas áreas. Algo similar sucede con las costas del Golfo de México, donde el bajo número de especies registradas indica la falta de estudios.

Es de gran interés e importancia que en ciertas playas del Pacífico mexicano esté presente la estrella de mar, Luidia (Platasterias) latiradiata Gray, cuyos caracteres “arcaicos” la definen como uno de los asteroideos más primitivos que habitan en el litoral mexicano; de hecho, es un “fósil viviente” cuyo registro data de hace 500 millones de años, es decir desde el Ordovícico. La mortalidad incidental de esta especie, debida a la explotación del camarón, puede ocasionar un decremento de tal magnitud en la población que de lugar a la desaparición de la misma.

Es necesario remarcar que la biodiversidad de los equinodermos de México solo podrá ser entendida y evaluada en la medida que se fomente la formación de especialistas en este campo y se brinden recursos para incrementar los estudios sobre ellos, tanto en la zonas someras como en las profundas de las costas mexicanas, cuya fauna de equinodermos es poco conocida por los estudiosos de la biota marina mexicana.

1 comentario:

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