jueves, 15 de marzo de 2007



Ofiuroideos, lirios, estrellas, erizos, pepinos y margaritas de mar conforman el grupo de invertebrados marinos más común y probablemente también el más popular del litoral mexicano, es decir, los equinodermos.

En el mundo existen alrededor de 6 500 especies vivientes de equinodermos, aunque en el pasado geológico existieron muchas más. Según el extenso registro fósil de este grupo que data desde el período Cámbrico Temprano, más de 13 000 especies han habitado en el mundo.

Estos bellos invertebrados marinos tienen formas muy diversas, y con excepción de algunos pepinos de mar nadadores y un género comensal de un pez óseo, todos habitan en el piso marino, por lo que forman parte de los animales llamados bentónicos.


Todos los equinodermos son marinos y rara vez viven en las desembocaduras de algunos esteros o en las lagunas litorales. Son, en gran medida, elementos muy importantes de la trama alimenticia marina por ser fuente de alimento de algunos vertebrados (como los peces) y de la misma manera son consumidores primarios, es decir, comen algas (macro y microscópicas) y además pueden tomar el alimento que encuentran en el fondo o en suspensión en el agua. En general los equinodermos pueden emplear muchos medios para obtener su alimento; muchas estrellas de mar son carnívoras y se alimentan principalmente de moluscos, o sea son depredadoras; otros como los erizos de mar, pueden utilizar dos o tres formas de alimentación a la vez, a este grupo se le denomina oportunistas. También existen pepinos de mar que son simbiontes de otros animales, como es el caso de Rynkatropa pawsoni, un pepino de mar que vive en las branquias de un pez óseo, aprovechando la corriente de agua creada en esa cavidad para alimentarse de las partículas en suspensión. Es decir, pueden ser herbívoros, detritívoros, depredadores oportunistas, comensales y hasta especialistas estrictos en alguna variedad de alimento. Están distribuidos en todos los océanos y en todas las profundidades, desde la zona litoral, hasta las máximas profundidades conocidas de la llamada zona hadal, que se establece de los 6 000 metros de profundidad en adelante. En mares profundos constituyen más del 90% de la biomasa que existe en el fondo.

Los estudios sobre equinodermos de México se iniciaron en 1838, cuando se hicieron breves referencias sobre especímenes colectados en localidades próximas a las costas mexicanas. Como se sabe, son muchas las expediciones extranjeras que han colectado ejemplares en distintos puntos de nuestras costas desde 1838, tal es el caso de los primeros trabajos de L. E. Agassiz y G. Valentin quienes citaron a Mellita hexapora (galleta de mar) para las costas de Veracruz. Durante el siglo XIX se destacaron las recolectas de equinodermos efectuadas en el territorio mexicano por parte de diversas expediciones extranjeras tales como el Challenger, Albatross, Velero, etc.

No es hasta 1939, que en nuestro país, específicamente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se comenzó el estudio sistemático y ordenado de los equinodermos de México. La Dra. María Elena Caso Muñoz (1915-1991), con ayuda de su gran maestro, el Dr. Enrique Rioja Lobianco (1895-1963), inició una serie de estudios taxonómicos que rebasaron los 50 años de trabajo y dieron como resultado más de 60 trabajos publicados que incluyen categorías taxonómicas descubiertas por la autora, entre subfamilias, subgéneros, especies y variedades del grupo representado en aguas de la República Mexicana. Quizá una de las labores más notables de la Dra. Caso fue la creación de la Colección Nacional de Equinodermos, ahora depositada en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM; tal colección cuenta actualmente con más de 58,000 ejemplares de más de 350 especies distribuidas en las costas de México. Toda la información se encuentra disponible en una base de datos creada gracias al apoyo de CONABIO mediante el proyecto “Catálogo de los equinodermos recientes de México” (Fase I).

México alberga una significativa diversidad de equinodermos. Hasta el momento, se han reportado casi 600 especies que habitan nuestro mar territorial -o sea, aproximadamente el 10% de las especies de equinodermos existentes en el planeta. El reconocimiento de las especies mexicanas ha sido posible gracias a los estudios taxonómicos e inventarios del grupo en diversos hábitats costeros, los cuales, aunque todavía distan mucho de estar completos, representan una muy valiosa información.


La costa del Pacífico de México es muy interesante, no sólo en cuanto al gran número de géneros característicos que ahí existen, sino también, por las estrechas relaciones que las especies endémicas tienen con las del Indo-Pacífico, Región Mediterránea y Mar Caribe. Los géneros de equinodermos litorales más representativos son: Astropecten, Luidia, Nidorellia, Pharia, Phataria, Echinometra, Lytechinus, Encope, Clypeaster, Ophiocoma y Holothuria. En el Golfo de California existe una gran variedad de especies de erizos de mar, registrándose por lo menos el 52% de las especies de todas las costas mexicanas. También ahí hay una abundancia y variedad de tipos genéricos y específicos de estrellas de mar superior a las de las zonas del Golfo de México y Caribe; los géneros más representativos son: Astropecten, Luidia, Nidorellia, Oreaster, Pharia, Phataria y Heliaster. La costa oriental mexicana (Caribe y Golfo de México), se conoce menos que la costa del Pacífico y la fauna de equinodermos es en general pobre en especies litorales y costeras si se le compara con la de otros mares tropicales. Los géneros más característicos son: Astropecten, Luidia, Linckia, Ophiocoma, Ophioderma, Diadema, Arbacia, Eucidaris, Encope, y Holothuria.

Además de la importancia ecológica de este grupo, su importancia económica ha ido en aumento. El pepino de mar es uno de los tantos recursos pesqueros de México poco conocidos. Posiblemente, más de un lector mexicano jamás ha oído mencionar a este animal marino, a pesar de su abundancia en nuestras costas y de su fácil captura. En otros países se consume principalmente en sopas y ensaladas (con recetas de países asiáticos), generalmente se deshidrata primero para después comercializarse. También se sabe que se aprovechan diversas sustancias que provienen de los pepinos de mar para elaborar productos farmacéuticos de consumo humano. Un ejemplo de lo anterior es la extracción de saponinas presentes en la piel y órganos internos de algunas especies de holoturoideos; al grupo de saponinas obtenidas a partir de los pepinos de mar (holoturoideos) se les ha llamado “holoturinas” y poseen principios activos capaces de inhibir el crecimiento de células cancerosas; también actúan directamente sobre las células de la sangre y del sistema nervioso central de muchos animales vertebrados; estas substancias se están investigando en muchos laboratorios del mundo, especialmente de Europa y Asia. En México, existen algunos investigadores que están trabajando (o han trabajado) en la extracción de estas sustancias, como la Dra. Graciela Guerra Rivas, de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad Autónoma de Baja California y el Dr. Edgar P. Heimer del Centro de Neurobiología de la UNAM. El INE proclamó la especie Isostichopus fuscus en peligro de extinción hace ya 3 años, sin embargo, no existen estudios científicos sobre sus poblaciones que nos permitan de una manera certera conocer la situación del mismo. Sólo podemos argumentar que se ha explotado ilegalmente y se sigue sobre explotando a lo largo de las costas del Pacífico Central de México. Por ejemplo, existen datos de que se exportan aproximadamente 1 200 toneladas métricas al año (en peso húmedo) de pepinos de mar a diferentes países de Asia, principalmente a China, donde son utilizadas para el consumo humano. Las especies de pepinos que más se exportan son: Isostichopus fuscus y Parastichopus parvimensis, ambas distribuidas en el Océano Pacífico. La Secretaría de Pesca, a través de sus delegaciones en los distintos estados costeros del país, temporalmente, y de manera excepcional, ha otorgado algunos permisos de pesca de pepino de mar en algunas costas del país; en algunos casos, el permiso de pesca excluye a I. fuscus, lo anterior genera uno de los tantos problemas que han surgido debido a el mal manejo de esta pesquería en México, que es principalmente el saqueo de otras especies de pepinos de mar. Finalmente no solamente se comercializa a I. fuscus, sino también a otras especies de pepinos de mar mexicanos que la acompañan en su hábitat, muchas de ellas, como es el caso del género Holothuria, son utilizadas en otros países como materia prima para el desarrollo de productos químicos que ya elaborados alcanzan altos precios en el mercado. Es importante remarcar que el pepino de mar es un producto pesquero que se debe explotar en México, lo anterior se logrará empleando técnicas de maricultivo en algunas costas del país que pueden sustentar este recurso, tal es el caso de las costas de la península de Baja California, Guerrero, Michoacán, entre otros. Además, se deben fomentar estudios sobre autoecología de las especies de mayor importancia comercial, con el propósito de aumentar el conocimiento sobre este recurso en las costas del país. No es la mejor manera de proteger un recurso natural negando al 100% su comercialización, se debe investigar, promover y desarrollar su maricultura del pepino de mar en México para bien, tanto del sector social, como del mismo medio ambiente.

Los erizos de mar también son un alimento apreciado. Se consumen en diversas maneras; una de las formas más comunes, como se prepara en las islas del Pacífico, es la siguiente: hierven al animal para cocerlo, después lo abren y se toman el "jugo" que se hace dentro del erizo, también se comen las gónadas de esos erizos hervidos. Existe, además, la llamada "mayonesa de erizo" que se hace con hueva de erizo y mayonesa. Aunque para comercializarlo quizás la manera más común sea enlatar sus gónadas como se hace en Chile.

El erizo de mar es uno de los recursos pesqueros más importantes de la costa de Baja California Sur y una fuente de divisas para el país. Según la SEMARNAP, en la temporada 1992‑93 esta pesquería tuvo ingresos de $5,000,000.00 de dólares y propició alrededor de 2,000 empleos en la región. Las especies de erizos de mar que se explotan son: Strongylocentrotus franciscanus y S. purpuratus.

En diversas partes de nuestro país se explota a los equinodermos con fines de ornato, tal es el caso de la venta de estrellas de mar y erizos, que se comercializan secos en tiendas de “souvenirs” a lo largo de las costas de la república. En algunas regiones del centro se les atribuyen poderes afrodisiacos, esotéricos y hasta curativos; por ejemplo la estrella de mar Pisaster ochraceus del Pacífico es secada y molida para aplicarse directamente sobre heridas de la piel, lo cual hace, según la creencia, que éstas cicatricen más rápido.

El inventario faunístico de los equinodermos de México dista mucho de ser completo; casi no existen estudios en aguas profundas del Pacífico, Golfo de California y Golfo de México debido a que los medios de los que se ha dispuesto sólo han permitido efectuar exploraciones litorales. Investigaciones extranjeras, principalmente, y muy pocas de nuestro país, aportan nuevos descubrimientos sobre el grupo, lo que obliga a la continua reevaluación de la literatura publicada para conocer el estatus de ciertas especies. La disparidad en el conocimiento de los equinodermos del territorio nacional es notable; la gran mayoría de los trabajos se han realizado en aguas de la Península de Baja California, donde el esfuerzo de investigación ha sido realizado, principalmente, por científicos norteamericanos. Por otra parte hay cierta información sobre los asteroideos y equinoideos de los estados costeros de Colima, Chiapas, Oaxaca y Tabasco. Un caso especial es el de los estados de Michoacán y Tabasco, donde apenas se han iniciado los trabajos sobre equinodermos presentes en esas áreas. Algo similar sucede con las costas del Golfo de México, donde el bajo número de especies registradas indica la falta de estudios.

Es de gran interés e importancia que en ciertas playas del Pacífico mexicano esté presente la estrella de mar, Luidia (Platasterias) latiradiata Gray, cuyos caracteres “arcaicos” la definen como uno de los asteroideos más primitivos que habitan en el litoral mexicano; de hecho, es un “fósil viviente” cuyo registro data de hace 500 millones de años, es decir desde el Ordovícico. La mortalidad incidental de esta especie, debida a la explotación del camarón, puede ocasionar un decremento de tal magnitud en la población que de lugar a la desaparición de la misma.

Es necesario remarcar que la biodiversidad de los equinodermos de México solo podrá ser entendida y evaluada en la medida que se fomente la formación de especialistas en este campo y se brinden recursos para incrementar los estudios sobre ellos, tanto en la zonas someras como en las profundas de las costas mexicanas, cuya fauna de equinodermos es poco conocida por los estudiosos de la biota marina mexicana.
MARIA ELENA CASO MUÑOZ

Alfredo Laguarda Figueras
Francisco Alonso Solís Marín


Escribir acerca de una persona a la que se le tiene profundo afecto no es fácil, porque los sentimientos a veces restan objetividad a las ideas. Sin embargo, estamos seguros de que al referirnos a la Dra. María Elena Caso Muñoz (18 de diciembre 1915-23 de octubre 1991), distinguida Investigadora y Profesora de nuestra Casa de Estudios, el temor a exagerar disminuye, ya que es un ejemplo de vocación por la Ciencia, cuya obra habla por sí sola.

Hija del maestro Don Antonio Caso Andrade y de Josefina Muñoz Allende de Caso, padres a los que veneró desde su infancia, vivió, -- junto con sus hermanos Antonio, conocido editor; Enrique, prestigioso abogado; Agustín, brillante psiquiatra; José, que murió muy joven y Concepción, reconocida doctora y profesora en letras españolas quien bajo la tutela del connotado académico Dr. Rubén Bonifaz Nuño trabajó en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM -- en un ambiente cálido pleno de valores morales y espirituales. Cuando nació (18 de diciembre de 1915), su padre Don Antonio Caso ya era un gran señor del pensamiento en México*, de ahí que María Elena creciera en un medio en el cual, desde que tuvo uso de razón, las ideas de los más grandes intelectuales del país en esa época fueron en buena parte su alimento espiritual: el propio Don Antonio, José Vasconcelos, Ignacio Bravo Betancourt, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña y otros distinguidos señores del pensamiento.

Podemos imaginarla en compañía de sus familiares y amigos comentando los acontecimientos culturales, políticos y sociales del país, y en forma particular aquellos en los cuales la Universidad surgía como centro fundamental de análisis, críticas y polémicas. Ello seguramente le dio a María Elena las bases más profundas de respeto y amor al conocimiento, al estudio, a la pluralidad de opiniones, a la libertad de cátedra, a la Universidad.

María Elena estudió en la Facultad de Ciencias de la UNAM (1937-1940). Cursó las materias que cubren el grado de Maestro en Ciencias Biológicas y obtuvo un promedio de 9.6. Con el propósito de presentar el examen correspondiente a lo anterior, realizó una investigación sobre la fauna de los asteroideos. La tesis presentada se tituló “Contribución al conocimiento de los Astéridos de México”, fue considerada en el Departamento de Biología, de la Facultad de Ciencias como la mejor del año: una auténtica contribución que marcó el inicio de una nueva época en el estudio de las estrellas de mar de nuestro país. Era de esperar que en su examen profesional (10 de diciembre de 1943) le fuera otorgada la Mención Honorífica.

Su tesis no fue la primera publicación de María Elena: ya en 1941 había publicado un primer trabajo en el que reporta la existencia de una especie (Linckia guildingii Gray) en nuestro país, describiéndola con toda precisión. De hecho, María Elena era ya una profesional antes de titularse.

(NOTA PARA PIE DE PÁGINA 1) *Su padre, Don Antonio (1883-1946), ya había sido profesor de diversas materias (sociología, filosofía, estética, ética, epistemología y psicología) en varias escuelas universitarias desde 1907; fue Director de la Escuela Nocturna Especial (1908), fundador con los más conocidos intelectuales de aquella época – además de Don Antonio, que tiempo después sería el padre espiritual de nuestro país, José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña, entre otros. - de la Universidad Popular (1913); asimismo Director de la Escuela de Altos Estudios (1914) y de la Escuela Nacional Preparatoria (1915). Además, ya habían pasado varios años desde que transformó el Casino de Santa María en el Ateneo de la Juventud (1909), con todo lo que ello significó.

Al finalizar el segundo año de la carrera ingresó al Instituto de Biología de la UNAM. Ese año de 1939 (1º de junio) conoció al Dr. Enrique Rioja Lobianco (1895-1963), “Don Enrique”, como María Elena expresaba cuando se refería al Dr. Rioja.

El Dr. Rioja fue uno de los investigadores más distinguidos de la Universidad durante 24 años (1939-1963); nacido en Santander, España (16 de febrero de 1895), se doctoró a los 22 años en la Universidad de Madrid. Fue uno de aquellos intelectuales que perdió la Madre Patria y que México ganó, a raíz de la Guerra Civil Española (1936-1939). Significó el pilar sobre el cual descansó, en un principio, la investigación de los organismos marinos y dulceacuícolas de nuestra Casa de Estudios. Fundó con María Elena, en 1939, el Laboratorio de Hidrobiología del Instituto de Biología, de la UNAM, el cual fue la semilla que dio origen al Departamento de Ciencias del Mar, del Instituto de Biología, que se convirtió en el Centro de Ciencias del Mar y Limnología, de la UNAM (1973-1981), hoy Instituto.

María Elena heredó, por un lado, gran parte de los caracteres de padres excepcionales y, por el otro, el ambiente de un hogar mexicano de principios de siglo, en donde se respiraba la atmósfera propicia para el desarrollo de su firme personalidad, de altos valores humanos, vigorosa voluntad y vibrante espíritu: características todas de su familia; familia de intelectuales que luchaban en un México pleno de ignorancia y cambio.

María Elena, que había crecido en un hogar lleno de sabiduría y cultura, tuvo como maestro a una de las personas más queridas y respetadas: el Dr. Rioja.

De esta manera se dio, en forma natural, la oportunidad que uniría al gran maestro con la alumna excepcional. María Elena no podía haber sido discípula de cualquier profesor, ella requería de la categoría de todo un señor científico que, además de conocer profundamente su campo, tuviera una alta calidad humana y fuera poseedor de una vasta cultura.

El 16 de febrero de 1939 fue nombrada alumna numeraria del Instituto de Biología, de la UNAM, cuya sede fue la Casa del Lago de Chapultepec. Apenas terminados los cursos correspondientes a la licenciatura ya se había iniciado en el quehacer propio de los que investigan las ciencias naturales.

Una vez incorporada al recién fundado Laboratorio de Hidrobiología, a mediados de ese mismo año, comenzó su ininterrumpida labor en el estudio de la fauna acuática, particularmente de los equinodermos bajo la magistral dirección del Dr. Rioja.

Así fue: María Elena orientó su capacidad al estudio de los organismos acuáticos mientras cursaba las materias correspondientes al doctorado en Biología (1939-1946).

Bajo la orientación del Dr. Rioja, comenzó su especialización en el grupo de los equinodermos (organismos marinos conocidos como lirios de mar, estrellas de mar, estrellas quebradizas, erizos de mar, cohombros o pepinos de mar y margaritas de mar), después de un período de un estudio intensivo, teórico y práctico de los diversos grupos de animales acuáticos. Desde entonces fue el Dr. Rioja el maestro y amigo quien la orientó en la investigación científica con quien trabajó a su lado durante 24 años (1939-1963). Una vez dirigida su atención a los equinodermos, emprendió la recolección en diferentes localidades de las costas mexicanas del Atlántico y del Pacífico a fin de tener el conocimiento mas completo posible sobre los organismos de este grupo, especialmente de los litorales, ya que en esa época faltaban los medios indispensables para capturar a las especies de dichos organismos que viven a mayores profundidades.

Los estudios del doctorado le ofrecieron una amplia gama de conocimientos sobre materias diversas: desde “Historia de la Biología”, “Variación, Evolución y Herencia” e “Hidrobiología”, hasta la “Ecología Marina”.

La cultura biológica de María Elena se fue fortaleciendo sólidamente; su inquietud e interés y, al mismo tiempo, la necesidad de trabajar, la llevaron tempranamente a practicar la docencia.

En el año de 1943 se abrieron nuevos horizontes para María Elena: terminó su tesis profesional, se recibió e inició sus labores de docencia.

En ese año ingresó a la Universidad Femenina de México, como profesora del Bachillerato en Ciencias Biológicas; allí impartió las asignaturas de Biología Botánica y Zoología hasta el año de 1950. En febrero de 1944 es nombrada ayudante de investigador del Laboratorio de Hidrobiología del Instituto de Biología, de la UNAM. Mientras cursaba el doctorado y elaboraba su tesis doctoral (1939-1946) se fue introduciendo cada vez más en el estudio de los asteroideos y publicando trabajos año con año en los Anales del Instituto de Biología, de la UNAM.

Ya adquirida mayor experiencia en la especialidad (1941) entró en contacto con los más distinguidos especialistas de dicho grupo zoológico:

Dra. Irene Bernasconi (Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernandino Rivadavia, Buenos Aires Argentina); Dra. Ailsa M. Clark (Department of Zoology, British Museum, Natural History, Londres, Inglaterra); Dr. Austin H. Clark (Smithsonian Institution United Status Nacional Museum, Washington, D.C., Estados Unidos de Norteamérica [E.U.A]); Dr. Hubert Lyman Clark (Museum of Comparative Zoology, Harvard Collage, Cambridge, Massachussets, E.U.A.); Dr. Gustave Cherbonnier (Museum Nacional d’Histoire Naturelle, París, Francia); Dra. Maureen E. Downey (Smithsonian Institution United Status Nacional Museum, Washington, D.C., E.U.A.); Dr. Wyatt Durham (University of California, Department of Paleontology, Berkeley, California, E.U.A.); Dr. Barraclough Fell (Victoria University of Nellington, Nueva Zelanda); Dr. Walter K. Fisher (Alexander Agassiz Laboratory, Hopkins Marine Station, Pacific Grove, California, E.U.A.); Dr. Bent Hansen (Institute of General Zoology, University of Copenhagen, Copenhagen, Dinamarca); Dr. Gordon Hendler (Los Angeles County Museum, Los Angeles, California, E.U.A.); Dra. Libbie H. Hyman (The American Museum of Natural History, New York, E.U.A.); Dr. Th. Mortensen (Zoologiske Museum, Copenhagen, Dinamarca); Dr. Albert Panning (Freie Und Hansestads Hamburg Zoologisches Staatsentitund, Zoologisches Museum, Hamburgo, Alemania); Dr. David Leo Pawson (Smithsonian Institution United Status Nacional Museum, Washington, D.C., E.U.A.); Dr. Enrique Tortonese (Director del Museo Civico Di Storia Naturale Giacomo Doria, Génova, Italia); Dr. Dred C. Ziesenhene (Hancock Foundation, University of Southern California, Los Angeles, California, E.U.A.), entre otros.

Mencionamos a los especialistas arriba referidos porque los académicos que conocen al Phylum Echinodermata saben que ellos han sido los pilares sobre los que descansan las investigaciones ontogénicas, filogénicas, biogeográficas, ecológicas, etc., del grupo.

En 1950 termina sus labores de docencia en la Universidad Femenina de México. Durante los años 1950-1956 la Gerencia de Exploración de Petróleos Mexicanos le solicitó a la Universidad que la Dra. Caso fuera a trabajar al Laboratorio de Paleontología como asesora del Departamento de Investigación de Equinodermos Fósiles. El trabajo realizado en dicho laboratorio por la Dra. Caso amplió considerablemente sus conocimientos y le proporcionó una visión mas completa del grupo de los equinodermos. Lo anterior le permite publicar el trabajo “Los Equinoideos Fósiles del Cenozoico de México”, que es un clásico en la materia. Paralelamente continúa sus investigaciones publicando trabajos diversos sobre asteroideos, ofiuroideos y holoturoideos.

En 1956 renuncia a la Gerencia de Exploración de Petróleos Mexicanos. Ese mismo año (1º de agosto) logró uno de sus más grandes anhelos: el nombramiento de Investigador de Tiempo Completo del Instituto de Biología, de la UNAM. Esto fue muy importante para María Elena porque pudo dedicar todo su tiempo a la investigación, continuar su tesis doctoral e iniciar sus labores como profesora de la Facultad de Ciencias, de la UNAM.

Durante los años 1944-1946 cursó las materias programadas para obtener el grado de Doctora en Biología: el promedio fue de 9.7; el 16 de febrero de 1961 obtuvo dicho grado. La tesis para optar al mismo fue “Los Equinodermos de México”: una verdadera monografía, un tratado, documento de consulta obligado para todo investigador que desee especializarse en la materia. Una vez más recibe la Mención Honorífica en el examen del doctorado.

A partir del año de 1957 fue profesora titular de diversas materias en la Facultad de Ciencias de la UNAM. En dicha facultad impartió las siguientes asignaturas: Zoología de Invertebrados (1957-1963) a nivel licenciatura; Hidrobiología Marina (1965) a nivel Doctorado; Biogeografía Marina (1966) a nivel Doctorado; Temas Selectos de Biología Marina (1967) a nivel Doctorado; Invertebrados Marinos (1972) a nivel Maestría.

Una vez obtenido el grado de doctor, María Elena dedica la mayor parte de su tiempo a investigar intensamente sobre asteroideos y holoturoideos, pero sin dejar de impartir cátedra y cursando materias de posgrado, entre ellas: Hidrobiología Marina y Continental, Ecología Marina, Biogeografía, Estadística y Hidrobiología Aplicada. En 1962 (1º de febrero) María Elena es nombrada Investigador Titular de Tiempo Completo del Instituto de Biología de la UNAM.

El año 1963 fue muy duro para María Elena: falleció el Dr. Enrique Rioja, maestro y amigo con el que compartió profundamente su vida académica: tristezas y alegrías, dificultades y éxitos. La semblanza que María Elena escribió sobre el Dr. Rioja en 1964 es el mejor homenaje que el insigne maestro pudo recibir.

Durante el periodo 1964-1968 su principal esfuerzo de investigación se centró en los holoturoideos; de 1970 a 1978 sus investigaciones se concentraron más sobre los asteroideos y equinoideos. En 1972 fue nombrada Investigador Titular de Tiempo Completo (Nivel “C”).

María Elena continuó impartiendo cursos sobre invertebrados marinos; dio seminarios, visitó instituciones extranjeras durante diversas estancias de trabajo, presentó trabajos en Congresos y Reuniones Científicas y formó la mejor colección científica del país y de Latinoamérica del grupo de los equinodermos, la cual inició en 1939. Dicha colección es una de las mejores del mundo y quedó como un legado con decenas de miles de especimenes y cientos de especies. Desde el año de 1997 (seis años después del deceso de Ma. Elena) fue elevada al rango de “Colección Nacional de Equinodermos Ma. Elena Caso Muñoz”.

Visitó las cuatro instituciones más importantes de los Estados Unidos de América en el área correspondiente a su especialidad: Smithsonian Institution, Washington, D.C., en 1972; Allan Hancock Foundation, South California University, en 1975; Museum of Comparative Zoology, Harvard University, en 1976; Museum of Paleontology, Berkeley University, en 1980. En ellas revisó las colecciones de equinodermos e hizo observaciones sobre muy diversas especies, impresionando a los especialistas por sus profundos conocimientos taxonómicos, biogeográficos y ecológicos sobre estos organismos.

Desde 1979 hasta 1991 María Elena intensificó los trabajos sobre cuatro de las cinco clases fundamentales de los equinodermos: asteroideos, ofiuroideos, equinoideos y holoturoideos.

Su producción científica consiste en más de sesenta trabajos, entre ellos, siete monografías que abarcan las cuatro clases fundamentales de equinodermos, los cuales representan la obra más importante y completa que se conoce sobre la especialidad en nuestro país, así como una de las más relevantes del mundo. María Elena describió 17 nuevos taxa: una subfamilia, géneros, subgéneros, especies y variedades de equinodermos. Sus impecables descripciones incluyen dibujos y fotografías de finísima precisión y calidad. Sus trabajos son reconocidos por los especialistas más connotados en la materia a nivel mundial. No trabajó únicamente sobre una Clase de equinodermos, sino sobre cuatro de las cinco Clases que forman el phylum. Al respecto, quien quiera que sea el especialista en invertebrados, sabe que publicar trabajos sobre una variedad tan grande de formas vivas de un phylum es una tarea difícil de hacer.

Uno de los estudios de mayor interés es el que se refiere a la especie Platasterias latiradiata. Es éste un trabajo extenso, minucioso y que tiene suma importancia ya que ésta especie de asteroideo es uno de las estrellas de mar vivientes mas primitivos de cuantos se conoce: lo que la lleva a crear en el año de 1945 un nuevo taxa, la Subfamilia Platasterinae. Posteriormente, el Dr. Fell en al año de 1962, la elevó de categoría taxonómica a la de Familia Platasteridae Caso (fide Fell, 1962). El interés principal del género Platasterias, radica en las características de su estructura corporal, la cual parece tener analogía con los crinoideos, asteroideos y ofiuroideos. Sus caracteres arcaicos son los más primitivos entre los asteroideos actuales, por lo que Platasterias latiradiata Gray, se puede considerar un fósil viviente. Ma. Elena publicó sus trabajos en Español, al igual que el Dr. Rioja. Ambos fueron leídos por sus pares de habla Inglesa. Francesa, Alemana e Italiana, entre otras, y hasta la fecha, no han dejado de ser citados por los especialistas en sus respectivas materias: sus trabajos son actuales.
Casi todos los trabajos de M. Elena fueron publicados en revistas de la UNAM. Podría haber publicado con facilidad en otros idiomas así como en revistas no universitarias, pero consideraba que el nivel de las publicaciones de las universidades debía ser el mismo que el de sus académicos: para ella esta era una cuestión de deber ser. Ma. Elena hubiera aceptado publicar en dos idiomas simultáneamente, en español y alguna otra lengua, pero desafortunadamente, no hubo revistas de su especialidad en la UNAM en las que así pudiera hacerlo.
El prestigio académico y calidad humana de Ma. Elena, la llevaron a desempeñar actividades diversas como: Presidenta del Colegio de Investigadores del Instituto de Biología, UNAM (1967-1973); responsable del Laboratorio de Equinodermos del Centro de Ciencias del Mar y Limnología, de la UNAM (1973-1981), y posteriormente del Instituto del mismo nombre (1981 a 1991); Profesor Representante ante el Consejo Interno del Proyecto Académico en Ciencias del Mar, de la Unidad Académica de los Ciclos Profesional y de Posgrado del Colegio de Ciencias y Humanidades (1985); Consejera Representante del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología ante el Consejo Técnico de la Investigación Científica (1985), entre otras.

Habiendo ingresado en 1984 al Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I.) como investigador Nacional de Nivel III “por su amplia trayectoria y reconocida capacidad personal”, el 14 de diciembre de 1988, presentó su renuncia al S.N.I. debido a que la comisión dictaminadora al calificarla para este segundo periodo, la designó Investigador Nacional Nivel II, bajándola de categoría. En nuestra opinión, dicha comisión llevó a cabo una resolución equivocada e injusta. Son muchas las razones que pueden argumentarse a favor de María Elena, entre ellas: la tardanza en dictaminar la aceptación de sus trabajos por el comité editorial de la revista a la cual fueron enviados. Hoy día, después de 14 años de su deceso, sus pares de todo el mundo requieren consultar los trabajos que publicó tanto antes como después del año de 1984, citando los mismos frecuentemente. De hecho, desde ese año y hasta 1996, 5 años después de su deceso (1991) fueron publicados 12 trabajos, entre ellos una monografía de 214 páginas.

Uno de los autores de este trabajo, el Dr. Alfredo Laguarda, tuvo la oportunidad de compartir durante afortunados años el ambiente que las dos personalidades, María Elena Caso y el Dr. Enrique Rioja, le dieron al Laboratorio de Hidrobiología. Las conversaciones sobre diversos temas permitieron conocer la cultura y sensibilidad de tan extraordinarios universitarios. Los colegas y discípulos que han tenido la suficiente confianza han comentado en varias ocasiones la impresión que les causaba María Elena: todos coinciden en que poseía una fuerte personalidad que se reflejaba en la forma directa de mirar a los ojos y de expresar sus puntos de vista. También todos han coincidido en su alto espíritu universitario y calidad moral. Baste recordar la opinión del Dr. Eduardo Caballero (1904-1974), uno de los profesores e investigadores más destacados y estimados del Instituto de Biología y de la Facultad de Ciencias, quien en 1973 nos comentaba: “María Elena no se anda con rodeos: después de analizar profundamente un problema, se enfrenta a fondo con el mismo. Cuando está convencida de que un Rector o un Presidente de la República ha actuado mal, es capaz de negarle el saludo y darle la espalda en público.

Pocos, como es natural, fueron capaces de conocer el corazón de María Elena. Ella sentía como propio el dolor del familiar o amigo: cuando se revelaba ante las injusticias no lo hacía únicamente desde su profundo sentido de deber. Para ella el ser humano debía ser considerado y respetado por sobre todas las cosas. ¿A cuántas personas ayudó en momentos difíciles?, alumnos, colegas y amigos formarían una extensa lista. No obstante, María Elena exigió a los alumnos y colaboradores honestidad y trabajo, dando el ejemplo: quienes convivieron con ella en cruceros oceanográficos o trabajando con ella en lagunas costeras, playas o acantilados, conocieron su gran capacidad.

Universitarios como la Doctora María Elena Caso Muñoz honran a la Universidad y nos honramos al distinguir su obra.



Publicaciones de la Doctora María Elena Caso Muñoz

1 Caso, M. E. 1941. La existencia de Linckia guildingii Gray, en la costa pacífica. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 12 (1): 155-160, 6 figs.

2 Caso, M. E. 1943. Contribución al conocimiento de los Asteroideos de México. Tesis Profesional. Fac. Ciencias. Univ. Nal. Autón. México: 1-136, 50 láms.

3 Caso, M. E. 1944. Estudios sobre Asteroideos de México. Algunas especies interesantes de Asteroideos litorales. An Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 15 (1): 237-257, 7 láms.

4 Caso, M. E. 1945. Modificación de la Familia Luidiidae Verrill. Las subfamilias nuevas de la familia Luidiidae y observaciones de Platasterias latiradiata. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 16 (2): 439-459, 10 figs.

5 Caso, M. E. 1946. Contribución al conocimiento de los Equinodermos de México. Distribución y morfología de Mellita quinquiesperforata (Leske), M. lata Clark y M. logisfissa Michelin. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 18 (1-2): 247-259, 10 figs.

6 Caso, M. E. 1947. Estudios sobre Asteroideos de México. Descripción de una nueva especie del género Moiraster de Santa Rosalía, Golfo de California. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 18 (1): 225-231, 5 figs.
7 Caso, M. E. 1948. Contribución al conocimiento de los Equinodermos de México. Algunas especies de Equinoideos litorales. An. Inst. Biol. Univ. Nal Autón. México, 19 (1): 183-231, 24 figs.

8 Caso, M. E. 1948. Datos históricos y estado actual de la fauna de Asteroideos de México. Soc. Mexicana Hist. Nat. (Sesión dedicada al Instituto de Biología): 21-31.

9 Caso, M. E. 1949. Contribución al conocimiento de los Equinodermos de México. Los Equinodermos litorales de México. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 20 (1-2): 341-355, 6 figs.

10 Caso, M. E. 1951. Los Equinoides de México. Los Equinoideos fósiles del Cenozoico de México. Rev. Asoc. Mex. Geól. Petroleros. México, 3 (1-2): 57-96.

11 Caso, M. E. 1951. Contribución al conocimiento de los Ofiuroideos de México. Algunas especies de Ofiuroideos litorales. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 22 (1): 219-312, 46 figs.

12 Caso, M. E. 1953. Estado actual de los conocimientos de la fauna de Equinodermos de México. Mem. Congr. Cient. Mexicano. Univ. Nal. Autón. México, 7: 209-222, 12 figs.

13 Caso, M. E. 1954. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de México. Algunas especies de Holoturoideos litorales y descripción de una nueva especie Holothuria portovallartensis. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 25 (1-2): 417-422, 11 láms.

14 Caso, M. E. 1956. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de México. II. Algunas especies de los Holoturoideos litorales de la costa atlántica mexicana. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 16 (2): 501-525, 8 láms.

15 Caso, M. E. 1957. El género Clypeaster Lamarck, 1801 en el Terciario de México. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 27 (2): 487-528.

16 Caso, M. E. 1958. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de México III. Algunas especies de Holoturoideos litorales de la costa pacífica de México. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 28 (1-2): 309-338, 11 láms., 2 figs.

17 Caso, M. E. 1961. Los Equinodermos de México. Tesis Doctoral. Fac. Ciencias. Univ. Nal. Atón. México: 1-338, 20 lams., 124 figs.

18 Caso, M. E. 1961. Estudios sobre Assteroideos de México. Observaciones sobre especies de Tethyaster de las costas de México. An. Inst. Biol. Univ. Nal Autón. México, 21 (1-2): 313-351, 5 láms., 4 figs.

19 Caso, M. E. 1961. Estudios sobre Asteroideos de México. Observaciones sobre especies pacíficas del género Acanthaster y descripción de una subespecie nueva, Acanthaster ellisi pseudoplanci. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 32 (1-2): 313-331, 5 láms., 4 figs.

20 Caso, M. E. 1962. Estudios sobre Equinodermos de México. Contribución al conocimiento de los Equinodermos de las Islas Revillagigedo. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 33 (1-2): 293-330, 4 láms., 5 figs.

21 Caso, M. E. 1963. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de México. Descripción de un nuevo subgénero del género Hlothuria. Holothuria (Paraholothuria) y de una nueva especie Holthuria (Paraholothuria) riojai. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 33 (1-2): 367-380, 4 láms.

22 Caso, M. E. 1964. La labor de don Enrique Rioja como investigador, maestro y amigo de México, Rev. Soc. Mex. Hist. Nat., 25: 77-96.

23 Caso, M. E. 1965. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de México. Descripción de un nuevo subgénero del género Michothele y una nueva especie Microthele (Paramicrothele) zihuatanensis. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 35 (1-2): 105-114, 3 láms., 1 fig.

24 Caso M. E. 1966. Estudio sobre Equinodermos de México. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de la Isla de Ixtapa (primera parte). An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 36 (1-2): 253-291, 3 lám., 1 fig.

25 Caso, M. E. 1967. Contribución al estudio de los Holturoideos de México. Morfología interna y ecología de Stichopus fucus Ludwig. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 37 (1-2): 175-182, láms., 1, 3 figs.

26 Caso, M. E. 1967. Contribución al estudio de los Holoturoideos de México. Morfología y sistemática de Euthyonidium ovulum (Selenka). An Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 38. Ser. Cienc. Del Mar y Limnol. (1): 1-10.

27 Caso, M. E. 1968. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de México. La Familia Psolidae. Descripción de una nueva especie del género Psolus. Psolus conchae sp. nov. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 39. Ser. Cien. Del Mar y Limnol. (1): 1-20, 4 láms., 2 cuadros, 1 mapa.

28 Caso, M. E. 1968. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de México. Ecología y morfología de Holothuria glaberrima Selenka. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 39. Ser. Cienc. Del Mar y Limnol. (1): 31-40, 3 láms.

29 Caso, M. E. 1968. Contribución al estudio de los Holoturoideos de México. Un caso de parasitismos de Balcis intermedia (Cantraine) sobre Holothuria glaberrima Selenka. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 39. Ser. Cienc. Del Mar y Limnol. (1): 21-30, 3 láms., 1 fig.

30 Caso, M. E. 1970. Morfología externa de Acanthaster planci (Linnaeus). An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 41. Ser. Cienc. Del Mar y Limnol. (1): 63-78, 9 láms.

31 Caso, M. E. 1970. Contribución al conocimiento de los Asterozoa de México. Situación actual, morfología externa y datos ecológicos de Platasterias latiradiata Gray. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 41. Ser. Cienc. Del Mar y Limnol. (1): 1-62, 8 cuadros, 46 láms.

32 Caso, M. E. 1971. Contribución al conocimiento de los Holoturoideos de México. Morfología externa e interna y ecología de Holoturia griscea Selenka. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 42. Ser. Cienc. Del Mar y Limnol. (1): 31-40, 3 figs. 4 láms.

33 Caso, M. E. 1971. Contribución al conocimiento de los Equinoideos de México. Estudio morfológico de Brissopsis alta Mortensen, erizo de profundidad. An. Inst. Biol. Univ. Nal. Autón. México, 42. Ser. Cienc. Del Mar y Limnol. (1): 41-56, 11 láms.

34 Caso, M. E. 1971. Los pepinos de mar. Revista Naturaleza, 2 (6): 19-22, 1 fig.

35 Caso, M. E. 1972. La importancia de Platasterias latiradiata Gray en el estudio de los Equinodermos. Mem. IV Congr. Nac. Ocean. México: 217-221, 4 figs.

36 Caso, M. E. 1972. El aspecto económico de las Holoturias o Pepinos de mar en la alimentación humana. El trèpang. Revta. Soc. Mex. Hist. Nat., 33: 35-98, 5 figs.

37 Caso, M. E. 1972. El género Acanthaster. Su biología, ecología y su efecto destructor de los arrecifes. Revta. Soc. Mex. Hist. Nat. 33: 51-83, 10 figs.

38 Caso, M. E. 1974. Morfología externa de Acanthaster planci (Linnaeus). Symposium on Indian Ocean and Adyacent Seas. J. Mar. Biol. Ass. India., 16(1): 83-93.

39 Caso, M. E. 1974. Contribución al conocimiento de los Equinoideos de México. El género Tripneustes agassiz. Morfología y ecología de Tripneustes ventricosus (Lamarck). An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 1(1): 1-24, 17 láms.

40 Caso, M. E. 1974. Contribución al conocimiento de los Equinoideos de México. Morfología de Tripneustes depressus Agassiz y estudio comparativo entre T. ventricosus y T. depressus An. Centro Cienc. Del Mar y Limnol. Univ. Nal Autón. México, 1 (1): 25-40, 10 láms.

41 Caso, M. E. 1975. Contribución al conocimiento de los Asterozoa de México. La Familia Mithrodiidae. Descripción de una nueva especie del género Mithrodia. Mithrodia enriquecasoi sp. nov. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 2 (1): 1-28, 23 láms.

42 Caso, M. E. 1976. El estado actual del estudio de los equinodermos de México. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 3 (1): 1-56.

43 Caso, M. E. 1977. Especies de la Familia Asterinidae en la costa pacífica de México. Descripción de una nueva especie del género Asterina, Asterina agustincasoi sp. nov. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 4(1): 209-232.

44 Caso, M. E. 1978. Ciencia y técnica de los Equinodermos en relación con el hombre. Primera parte, aspecto científico. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 5 (1): 255-286.

45 Caso, M. E., 1978, Los Equinoideos del Pacífico de México. Parte 1 Ordenes Cidaroidea y Aulodonta; Parte 2. Órdenes Stiridonta y Camarodonta. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, Publ. Esp. (1): 244 p.

46 Caso, M. E., 1979. Los Equinodermos de la Bahía de Mazatlán, Sinaloa. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón México, 6 (1): 197-368, 152 láms., 1 mapa, 1 cuadro.

47 Caso, M. E. 1979. Descripción de una nueva especie de ofiuroideo de la Laguna de Términos, Amphiodia guillermosoberoni sp. nov. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 6 (2): 161-184.

48 Caso, M. E. 1979. Los Equinodermos (Asteroidea, Ophiuroidea y Echinoidea) de la Laguna de Términos, Campeche. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, Publ. Esp. (3): 186 p.

49 Caso, M. E. 1980. Contribución al estudio de los Echinozoa de México. La Familia Mellitidae Stefanini. Descripción de una nueva especie del género Mellita, Mellita eduardobarrosoi sp. Nov. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 7 (2): 141-180.

50 Caso, M. E. 1980 Los Equinoideos del Pacífico de México. Parte 3 Orden Clypeasteroida. An. Centro Cienc. Del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, Publ. Esp. (4): 252 p.

51 Caso, M. E. 1983. Los Equinodeos del Pacífico de México. Parte 4. Órdenes Cassiduloida y Spatangoida. An. Centro Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, Publ. Esp. (6): 200 p.

52 Caso, M. E. 1983. Especies del género Amphichondrilus de la costa del Pacífico Americano Descripción de una nueva especie del género Amphichondrius, Amphichondrius unamexici (Ophiuroidea) sp. nov. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 10, (1): 209-230.

53 Caso, M. E. 1984. Descripción de un género nuevo y una especie nueva de Holoturoideo. Parathyonacta gen. nov. y Parathyonacta bonifaznuñoi sp. nov., colectada en la campaña oceanográfica SIPCO III a bordo del Buque Oceanográfico “El Puma”. An Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 11(1): 181-210.

54 Caso, M. E. 1986. Los Equinodermos del Golfo de California colectados en las campañas SIPCO I-II-III a bordo del Buque oceanográfico “El Puma”. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 13 (1): 91-184.

55 Caso, M. E. 1986. Descripción de una nueva especie de ofiuroideo de la Bahía de Mazatln, Sin. Ophioderma sodipallaresi sp. nov. y comparación con Ophioderma variegatum Lütken. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 13 (2): 223-248.

56 Caso, M. E. 1990. Un nuevo asteroideo del Caribe mexicano. Astropecten caribemexicanensis sp. nov. y comparación con la especie a fín Astropecten nitidus Verrill. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, 17 (1): 107-130.

57 Caso, M. E. 1990 Homenaje a Don Enrique Rioja Lo bianco. En el cincuentenario de su llegada a México. Olmeca Imp. S. A. de C. V. 122 p.

58 Caso, M. E. 1992. Los Equinodermos (Asteroideos, Ofiuroideos y Equinoideos de la Bahía de Mazatlán, Sinaloa. An. Inst. Cienc. del mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México, pub. Esp. (11): 214 p.

59 Caso, M. E., A. Laguarda-Figueras, F. A. Solís-Marín, A. A. Ortega-Salas y L. L. Durán González. 1994. Contribución al conocimiento de la ecología de las comunidades de Equinodermos de la Laguna de Términos, Campeche, México. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nac. Autón. México. 21 (1-2): 67-85.

60 Caso, M. E. 1996. Las especies del género Luidia Forbes y Astropecten Gray del Caribe Mexicano, colectadas en las campañas oceanográficas PROIBE II-III-IV-V a bordo del B/O “Justo Sierra”. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México. 22 (1): 1-25.
61 Caso, M. E. 1996. III. Asteroideos del Caribe mexicano colectados en las campañas oceanográficas PROIBE II-III-IV-V a bordo del B/O “Justo Sierra”. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México. 22(1): 27-57.

62 Caso, M. E. 1996. IV. Asteroideos del Caribe mexicano colectados en las campañas oceanográficas PROIBE I-II-III-IV-V a bordo del B/O “Justo Sierra”. An. Inst. Cienc. Del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México. 22 (1): 59-82.

63 Caso, M. E. 1996. Las especies del género Hesperocidaris Mortensen, Astropyga Gray, Arbacia Gray y Lytechinus Agassiz, colectadas en las campañas oceanográficas Cortés 1, 2, 3 a bordo del B/O “El Puma”. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México. 22 (1): 83-100.

64 Caso - Muñoz, M. E., A Laguarda-Figueras, F. A., Solís-Marín, A. A. Ortega-Salas y A. L. Durán González. 1996. Contribución al conocimiento de la ecología de las comunidades de Equinodermos de la Bahía de Mazatlán, Sinaloa, México. An. Inst. Cienc. del Mar y Limnol. Univ. Nal. Autón. México. 22 (1): 101-119.